Eran tiempos difíciles y
habían discutido por un par de cosas en el día,
al final cada uno marchó a su casa.
Epifanía mientras bebía un té con limón,
en su nuevo sofá verde,
decidió salir a caminar;
la ciudad era una mierda por la noche
pero los pies le ganaron.
También le ganó la curiosidad
por ir en direcciones equivocadas,
por callejones angostos
llenos de ojos metiches
y letreros rojos fluorescentes
de "STOP"
Al final todo el mundo sabia
en lo que se estaba metiendo
sabían que nunca volvería a casa siendo la misma.
Sentados en un banco en plena obscuridad
estaba el amor de su vida
besando a otra mujer.
De nuevo la curiosidad mató más relaciones que gatos.
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