Exhausto, me debilitaba a cada zancada mientras corría por el bosque. De vez en cuando miraba atrás para confirmar que las siluetas de las autoridades, seguían tras mi rastro; la policía era una entidad adversaria muy fuerte. En el corazón del bosque, deje de ver sus linternas; repentinamente se apagaron a medida que una extraña niebla se hacia paso entre los arboles, inundándome, cegándome y dejándome sin dirección. Confié en el instinto para abrirme paso por el bosque, aunque la naturaleza me dejo pequeñas heridas, como latigazos del destino y de pronto la niebla se dispersó hasta darme la imagen de un lago, Hermoso, bañado con la luz de la luna, armonía y misterio…
Alcancé a observar a una mujer, de cabellos largos color Rojo escarlata, pero a plena luz nocturna era un naranja claro; Se reía al mirar el lago, con un tono burlesco y tierno, y de repente paró y giro violentamente para mirarme; su rostro se fue iluminando mas, dejando notar una mirada juguetona y unos labios tenues, finos, pero con una sonrisa astuta, encantadora y seductora. Al estar frente a mi, me perdí en su piel de durazno, muy suave y cálida, Su cuerpo ilustraba pasión y deseo… Toda una mujer, toda su esencia…
Hizo una seña y camino por las orillas del lago, y luego me encontré caminando detrás de ella; me había dominado una dama, con todo su ser, y yo, un hombre sucio, escapado de la cárcel estaba a su merced, controlado dominado, como a un animal… un contraste extraño, inentendible, pero, yo era libre pensador, así que todo podía pasar…
Cuando hablo, note en su voz cierta inocencia: “Represento al corazón del bosque, me siento en paz cuando interactuó con ella, libre de las vestiduras que me atan a una época de demencia, busco consuelo de la luna y así me alivio del horror; por cierto, Soy Danielle”
Pensé que era una alucinación, pero no podía liberarme de su control y me llevo hasta cierto punto del bosque, en donde el silencio era cortado por sus canticos, daban alivio a mi interior, y me calmaban en todos los sentidos; poco a poco fui cerrando los ojos y oí sus susurros, diciéndome: “me agradas, Lucifer”…
Desperté apenas oí ese nombre, pero era de día, y no había rastro de ella; creí haber soñado hasta que recordé, su nombre… “Danielle” y me abrí paso a toda carrera por el bosque, de nuevo, esta vez no era para huir, sino para reencontrar, reencontrarla, volverla a ver, por que sentía que ella era la paz que necesito… buscaba una musa… una musa escarlata….