En el sofá verde manzana
con la televisión encendida en algún programa de cocina
se empieza a cuestionar sobre su vida,
todo aquello que hizo, que dejo de hacer y que nunca intento.
y no tiene sentido.
Ya nada tiene sentido.
ni llorar, ni reír
ni levantarse a luchar, ni rendirse de rodillas.
Era el día
lo supo desde que abrió sus parpados esa mañana
y observó al viento acariciándole el cabello
como queriéndosela llevar.
Cualquier lugar parecía bueno
el baño, quizá la sala o su habitación
pero decidió en el pasillo,
nada más representativo de la vida que un pasillo,
con sus puertas madera cerradas y abiertas,
y las paredes frías que le encerraban el alma.
La sangre le recorre los brazos blancos casi amarillos,
y grita su alma frente a un silencio interminable y abrumador,
ya no hay marcha atrás,
atrás se quedo ella, sus sueños, sus amigos,
sus errores, sus triunfos, sus alegrías,
los besos, las sonrisas, su perro y su gato.
Atrás quedaron
cuando se la llevo.