Les escribo desde mi más terrible Soledad,
donde no corre la brisa, ni se escucha el cantar de un solo gorrión.
Aquí, donde esta tan frió el fuego y el café;
en la soledad donde habremos tantos, pero nadie quiere levantarse a buscar.
Perdida entre millones les escribo desde aquí,
donde les rozo la mejilla con un beso en los oídos.
y me entrego con todas mis letras desafinadas,
a cualquier ojo intrépido que entre la niebla,
despegue un hilo de luz y me lea con cualquier sentimiento
que pueda sacarme de aquí. De mi.
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