lunes, 28 de enero de 2013


“yo también moriré y me evaporare como la espuma del mar, no oiré la música de las olas ni veré las preciosas flores ni el rojo sol. ¿No puedo hacer nada para conseguir un alma eterna?

-¡No!-dijo la anciana. Solo si un humano te amara de tal modo que llegaras a ser para él más importante que su padre y que su madre; si todo su amor y todos sus pensamientos se derramaran sobre ti y un sacerdote pusiera su mano derecha sobre la tuya e hicierais un juramento de fidelidad por los siglos de los siglos, sólo entonces entraría en tu cuerpo un alma y podrías gozar de la felicidad del ser humano. “

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